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miércoles, 6 de julio de 2011

Cada día se hacen más los giles


¿Qué pito tocan los intelectuales k?

por Daniel Satur


Por estos días los kirchneristas, los progresistas que dicen que es mejor el kirchnerismo a la derecha recalcitrante, los que se reclaman independientes pero ponen toda su independencia al servicio del kirchnerismo y hasta algunos izquierdistoides embobados con las pujas de intereses entre Cristina y Clarín comparten un problema.

El compañero Juan Dal Maso, en Los Galos de Asterix, reflexiona acerca de los métodos policiales del kirchnerismo y la miseria del progresismo K, afirmando que "hay un brutal cerco mediático para ocultar este accionar del gobierno y la policía de Santa Cruz". E interpelando a los intelectuales y progresistas k, se pregunta "¿cuántos sapos más están dispuestos a tragar? ¿O será que no tienen límites?" (No es largo, vale leerlo)

Casi como si estuviera preparado, la noche del martes Ricardo Forster (el filósofo que salió del placard académico y hoy, desde Carta Abierta, se dedica a aportar su filo-filosofía al doble discurso kirchnerista) parecía responderle al compañero Juan. 
Invitado en TN, sentado cómodamente en los estudios de "la Corpo" y charloteando con Tenembaum y Zlotogwiazda, Forster sin ponerse colorado desplegó un fantástico poder de cinismo al esquivar la pregunta de los periodistas acerca de si compartía o no la decisión del gobierno de desalojar el acampe de la delegación de los docentes de Santa Cruz que se había instalado frente a las puertas del Ministerio de Trabajo. Recordemos que tal desalojo se realizó con carros hidrantes, a chorro limpio, durante la helada noche del jueves 23 de junio, por parte de la Policía Federal.



Forster no dijo si consideraba erróneo o no que los docentes fueran ninguneados por el ministro Tomada. Se hizo el gil. Pero lo que sí dijo es que el gobierno de Cristina hizo grandes inversiones en educación. Forster no respondió si le parecía bien o mal el desalojo a los docentes. Se hizo el gil. Pero sí dijo que llamarle "represión" a esos echos era una exageración que no se podía aceptar. Forster, en definitiva, se hizo el gil.

Por supuesto, Tenembaum y Zlotogwiazda no insistieron con la pregunta. No fuera a ser cosa que el invitado se les pusiera incómodo y lo obligaran a responder con diatribas anticlarinistas.

Si Forster se hizo el gil de esta manera, bien vale preguntarse cuánto más se haría el gil si se le preguntara qué piensa sobre la complicidad comprobada de Carlos Tomada (su candidato a vicejefe de gobierno) con los asesinos de Mariano Ferreyra, José Pedraza a la cabeza. O cuánto más Forster se haría el gil si se le preguntara qué piensa sobre el criminal trato del gobierno nacional para con los sin techo que, con desesperación, ocuparon el Parque Indoamericano a fines de 2010 y fueron brutalmente baleados por la Policía Federal. Ni hablar de cuánto se haría el gil Forster si se le preguntara si estuvo de acuerdo o no con los asesinatos de los hermanos qom en la ruta formoseña a mano de las huestes del gobernador Insfrán.

Parece que los intelectuales k están cada vez más condenados a hacerse los giles. Y si no quedan más en evidencia es porque los periodistas de "la Corpo" están tan interesados como ellos en que no se hable demasiado de las represiones y ataques del gobierno y las patronales a los trabajadores y pobres que luchan y se movilizan.

Quizás, para tragarse los sapos feos que se vienen sucediendo, sea condición que la intelectualidad k despliegue al máximo sus habilidades para hacerse la gila. Es posible. Entonces el tema es descubrir hasta cuándo lo van a soportar.

Todo esto suponiendo, claro, que la intelectualidad kirchnerista (o parte de ella) no haya asumido ya la responsabilidad de transformarse en canalla justificadora de las políticas represivas de un gobierno que, un poquito más cada día, se va corriendo a la derecha. En ese caso habrá que esperar nuevas canalladas al estilo de José Pablo Feinmann, quien en su libro El Flaco acusa a las organizaciones de izquierda de ser las que mandan a sus militantes a la muerte (por Mariano Ferreyra) mientras él comparte mesas y cócteles con los amigos de los mafiosos asesinos.


Gran problema tienen quienes se dirimen entre ser giles o canallas. Gran problema.



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